Discurso ADS 113 Conferencia Internacional del Trabajo

Sonia Margarita Viñerta de Rodríguez

Integrante de la Junta Continental de ADS y de la Confederación Nacional de Trabajadores Salvadoreños (CNTS)

Señor Presidente, distinguidas delegaciones:

Reciban un cordial saludo en nombre de la Junta Continental de la Alternativa Democrática Sindical de las Américas (ADS),  representando más de 25 millones de trabajadores  en 20 centrales sindicales de 13 países de América Latina y el Caribe. Es un honor dirigirme a ustedes en esta importante plenaria.

Reconocemos el liderazgo y visión del Director General, Gilbert Houngbo, y a las delegaciones presentes, en este momento crucial para el mundo del trabajo, reafirmamos  la unidad y la solidaridad internacional de la clase trabajadora y el enfoque del informe  centrado en un “nuevo contrato social”, llamando ante el FMI y Banco Mundial a un tripartismo justo, sostenible y decente.

Preocupa el déficits de trabajo decente, que amenaza la prosperidad global,   la formalidad laboral, el empleo juvenil, la igualdad de género y  la   protección social en la economía informal.

Enorgullece integrar  la Coalición Mundial por la Justicia Social de la OIT y  contribuir a este nuevo contrato social, aportando la experiencia y económico de nuestras organizaciones.

Sin embargo, denunciamos los persistentes ataques a  derechos laborales,  persecución a sindicatos,  sus dirigencias y las prácticas antisindicales presentes en varios países de nuestra región.

En Colombia, Panamá, Perú, El Salvador, Venezuela, Brasil y Cuba, se siguen vulnerando los derechos fundamentales de libertad sindical y negociación colectiva. En un grave contexto, restringen su estabilidad, autonomía, independencia, el pluralismo, este último con un profundo sesgo ideológico, que atenta contra las organizaciones sindicales; ponen en grave riesgo la vida de dirigencias y sus derechos humanos individuales y colectivos. La situación de El Salvador es grave, ante un régimen de excepción para  combatir a las pandillas que lleva tres años, pero  se utiliza para reprimir a dirigentes sociales, indígenas, populares y sindicales,  llevando al encarcelamiento arbitrario de 16 dirigentes sindicales (cinco aun privados de libertad), al fallecimiento de dos sindicalistas bajo custodia del sistema

penitenciario; al despido de más de 450 sindicalistas, a la desaparición de más de 50 sindicatos;  a la eliminación de juntas directivas completas; a la pérdida de 20 contratos colectivos. Yo misma, como Secretaria General del sindicato del Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer, estoy despedida y violentamente impedida de ingresar a mi lugar de trabajo. Esta  represión política y criminalización  de las luchas sociales y del sindicalismo autónomo, recientemente fue aprobada la Ley de Agentes Extranjeros que criminaliza el derecho de asociación y libertad de expresión.

En Cuba, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha documentado violaciones sistemáticas a  derechos laborales y sindicales, a la  libertad de asociación y la represión contra sindicatos independientes. Después de 5 reportes del CLS, del caso 3271, ninguna de las recomendaciones han sido implementadas por el gobierno cubano.

Este clima represivo e intimidatorio requiere  respuesta firme de la comunidad internacional,  por lo que instamos a la OIT y al sistema interamericano de las Naciones Unidas a velar por los derechos humanos y  las garantías a la vida de las dirigencias sindicales independientes, reforzar su vigilancia y promover políticas públicas eficaces que garanticen trabajo decente, justicia social, democracia, sostenibilidad ambiental y respeto irrestricto a la libertad y autonomía sindical. Manifestamos nuestra profunda preocupación ante el contexto geopolítico global de crisis en Gaza por las  implicaciones multidimensionales para su población.

En  2025, la clase  trabajadora enfrenta desafíos emergentes ante la automatización acelerada, el trabajo en plataformas digitales y la expansión de la inteligencia artificial que sino se regulan con justicia social, podrían profundizar la precarización laboral, debilitar la negociación colectiva y erosionar la seguridad social por lo que se deben proteger los derechos laborales y que la tecnología sirva al bienestar colectivo.

Llamamos  a las juventudes en la agenda sindical internacional, esencial para revitalizar el   movimiento sindical y afrontar los desafíos del futuro del trabajo con una visión transformadora. Asimismo, abogamos por políticas laborales con perspectiva de género que aseguren la igualdad salarial, la corresponsabilidad en los cuidados y la erradicación de la violencia y el acoso laboral.

Desde ADS reafirmamos nuestro compromiso con la libertad y autonomía sindical, el desarrollo económico con sostenibilidad, justicia social, democracia y  protección del medio ambiente, fundamentales por los retos para un futuro justo e inclusivo para la clase trabajadora de las Américas.

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