Homenaje a nuestro fundador y líder Julio Roberto Gómez
Desde la Alternativa Sindical de las Américas, ADS, podemos con mucha seguridad plantear que el compañero Julio Roberto libró muchas e importantes luchas por los trabajadores (as) en Colombia, en el continente latinoamericano y caribeño y del mundo, además de su participación activa en la OIT, que le permitió ser gestor y promotor de muchos de los convenios internacionales que hoy benefician a millones de trabajadores en el mundo.
Así mismo, reconocemos su insistencia dentro de la CGT y en la ADS, por el trabajo en equipo, por la unidad, por el respeto, el compromiso con las y los trabajadores en general y con los afiliados en particular, promovió el trabajo mancomunado de las organizaciones sindicales con los sectores más vulnerables, (campesinos, autónomos, poblacionales e informales), sin dejar de lado su presencia en los sectores estatal, industrial agroindustrial, textil, minero, entre muchos otros, que desde su perspectiva y de la Central Latinoamericana de Trabajadores hacían parte integral del Movimiento de Trabajadores.
La ADS resalta en este comunicado que el mejor homenaje a nuestro gran líder es continuar su legado, fortaleciendo las organizaciones, hacer valer los derechos de las y los trabajadores sin distingos de ninguna índole.
Estos dos años nos han permitido evaluar nuestra labor y reconocer el camino que nos falta recorrer, para afianzar nuestra unidad, trabajar con equipos que fortalezcan el relacionamiento nacional e internacional y lograr como ADS el estatus en la OIT.
Julio Roberto apostó todo de sí y así nos lo exigió a quienes tuvimos la fortuna de luchar junto a él, para consolidar un Movimiento de Trabajadores con poder y para poder y para ser poder, en un proceso de cambio profundo de las estructuras de una sociedad cada vez más injusta, más insolidaria, no obstante haber generado niveles de riqueza jamás imaginados por la humanidad.
El respeto por la diferencia, la importancia del dialogo hasta con el más encarnizado de los contradictores, que la democracia no es la imposición de las mayorías sobre el criterio de las minorías, pero que en todo caso estas minorías se deben a una disciplina, fue otra de sus prácticas.
Y finalmente, su infaltable sonrisa y sentido del humor, que aunque fuese en medio de la situación más tensa, se convirtió en un indicativo de esperanza de que mediante el dialogo ya fraterno o franco, el más mínimo asomo de violencia no iba en un país que necesita dialogo y más diálogo.